Jordi Coll, último artesano del zueco catalán
En la Manual Alpargatera, históricamente, hemos procurado tener no solo alpargatas (y de todos los tipos posibles en cuanto al diseño y los materiales —de esparto, cáñamo, yute, pita, algodón, lino—), sino también otros productos relacionados con nosotros, ya sea por su estilo, valores o tradición. Uno de los artículos que teníamos, naturalmente, eran los zuecos catalanes, que al igual que las alpargatas, representan al calzado tradicional catalán. En Barcelona ciudad, si alguien necesitaba comprar un par, La Manual Alpargatera era el lugar donde ir a preguntar. No puede decirse que fueran un “top ventas”, por decirlo suavemente, pero nos parecía importante ayudar a preservar el oficio. El caso es que, durante mucho tiempo, el stock fue más que suficiente para cubrir la demanda, hasta que un día nos preguntaron si teníamos el zueco catalán auténtico en un tamaño que se nos había terminado. Evidentemente, llamamos a quien habíamos comprado la última vez, un artesano de Olot que pensábamos que era el último artesano del zueco catalán en activo, pero nos dijeron que hacía tiempo que había donado las herramientas a un museo. También nos dijeron que, en Taradell, había un hombre que, después de muchos años, había recuperado de nuevo sus herramientas y volvía a hacerlos. Así fue como oímos hablar de Jordi Coll.
La verdad es que no fue tan fácil conseguir los zuecos de Jordi, que ya estaba atrayendo la atención de algunos medios por ser “El último artesano del zueco de Cataluña” y tenía más trabajo del que podía hacer. Por suerte, consideró que éramos de La Manual Alpargatera, y, aunque su producción no llegara a completar nuestro pedido, pudimos cubrir los encargos que los clientes nos fueron pidiendo durante algunos años.
La primera vez que hablé con él, ya le pedí que nos diera la oportunidad de ir un día a hacerle unas fotografías del proceso completo, ya que siempre me había fascinado ese oficio y esperaba poder hacer un buen reportaje.
Jordi Coll (Taradell, 1930-2009) Aprendió el oficio desde muy joven, pero una vez alcanzada la maestría, tuvo que ir a trabajar a una fábrica, aunque conservó su taller y sus herramientas. Cuando se jubiló, le animaron a reanudar la actividad artesanal, ya que el último artesano que quedaba había dejado el oficio y donado las herramientas a un museo.
Para quien no lo sepa, el zueco es un calzado que se hacía de una sola pieza de madera y en Cataluña se utilizaba con las alpargatas puestas.
Creo que las fotografías hablan por sí solas, así que voy a ser breve con los pies de foto.
La secuencia de imágenes muestra el tronco de pino recién cortado y cómo va dándole forma hábilmente. Luego, lo vacía, y, después de afinarlo, lo ahúma para darle color y “cerrar” los poros. Talla distintas formas para decorarlo y, finalmente, le pone el “cojín” en el empeine para evitar que el roce directo de la madera moleste al caminar.
Este es nuestro homenaje al último artesano del zueco de Cataluña, y un llamamiento a impedir que más oficios artesanos mueran.
Espero que disfrutéis de las imágenes. Si queréis hacer algún comentario, estaremos encantados de recibirlo tanto en Instagram (@lamanualalpargatera) como en el mail blog@lamanual.com