Pāṭa patha, el camino del yute (3)
A modo de reflexión, en esta última entrega de la primera parte del camino que recorre el yute “Pāṭa patha, el camino del yute”, exploraremos de dónde sale esa fibra que tanto disfrutamos en nuestros pies, veremos una fábrica que sufrió las consecuencias del cambio en el mercado a partir de la aparición de sacos de “rafia sintética”. Un tejido de fibras de plástico que sustituyó en gran parte a los sacos de yute, lo que tuvo desastrosas consecuencias no solo medioambientales, que también, y grandes, si no económicas para una población que dependía de esa industria del yute.
Cuando están secas, las fibras de yute “en crudo”, sin procesar, recogidas tal como vimos en las anteriores entregas, se apilan en atados que se venden a quienes se encargarán de convertirlos a un formato “usable” para las distintas industrias. Los expertos valoran la calidad del yute tocando sus fibras y viendo su color y brillo. Una vez determinada, negocian el precio y se realiza la compra. Los compradores suelen trabajar para distintas industrias del yute y muchas de ellas se dedican solo a su transformación en hilos que venderán a compradores nacionales o extranjeros que, a su vez, realizarán el siguiente paso de este largo camino del yute.
En esta ocasión, fuimos a una gran nave de procesado y confección de telas para sacos que, debido a la caída de la demanda de estos, vio su producción reducida a una porción; la parte que sigue en funcionamiento.
Chandpur, Chittagong
Los “atados” de fibra “en crudo” llegan a la factoría donde se van aplastando y limpiando de impurezas hasta que están en condiciones de ser hilados. Los hilos se enrollan en carretes listos para usarse, en esta ocasión para la confección de arpillera para sacos.
Me gustaría, con estas imágenes, hacer un llamado a la atención de quien lea estas líneas respecto al beneficio que supone que usemos yute (en nuestro caso en alpargatas) para una población que vio peligrar su principal recurso. Esas naves industriales con centenares de metros cuadrados de maquinaria en desuso implican una situación que en parte se ha podido subsanar gracias a la venta de hilo de yute para la fabricación de suelas de alpargatas. Es satisfactorio saber que además de aportar comodidad y estilo, usar alpargatas es solidario, ya que colabora a compensar las pérdidas que significó la sustitución de los sacos de yute por los de rafia sintética.
Recordemos que, como decíamos en anteriores entregas, en Bangladesh y otras regiones donde se suele cultivar, el yute es la única opción de cultivo durante muchos meses entre la cosecha de arroz y la época en que este se puede volver a plantar.
Volveremos con una segunda parte de “El camino del yute” en un futuro. Como son reportajes que aún están por hacer, agradecería vuestros comentarios y sugerencias sobre estas tres entregas de la primera parte del viaje, para tenerlos en cuenta al ir haciéndolos. He limitado mucho el número de imágenes incluidas, pero si os han parecido demasiadas, o si os han gustado y quisierais ver más, si habéis echado en falta alguna información (u os ha sobrado), podéis comentarlo, nuestro ánimo siempre es mejorar.
Entretanto intentaremos ir subiendo a este blog temas varios que pensamos que pueden ser de vuestro interés y/o agrado, mayormente relacionados con las alpargatas, la artesanía, nuestro entorno o nosotros.
Hasta pronto!