Pāṭa patha, el camino del yute (2)
En la pasada entrega, veíamos imágenes de la cosecha de yute en la zona de Matlab, al sureste de Dhaka, en el distrito de Chittagong. El yute que se cultiva allí es más grueso y alto que el que se cultiva en la zona que visitaremos hoy, situada más al oeste de Dhaka, más fino y corto, y también más claro. No supe encontrar a nadie que me pudiera decir si se trataba de dos especies distintas de yute, dos variedades de la misma especie, o la misma pero que crece distinta según las características de cada lugar.
El proceso y las condiciones varían poco, pero se diferencian lo suficiente para ver que no son iguales. La diferencia que más me llamó la atención fue que aquí muchas veces el pelado y el lavado se hacían seguidos y en el mismo lugar, por la misma persona, dentro del agua.
En esta ocasión tuve oportunidad de hablar con unas personas (gracias a la traducción de mi acompañante) que estaban haciendo su parada para comer y, así saber, de primera mano, qué era el Yute para ellos y qué representaba para su economía.
Tal como mencioné en la primera entrega, yo ya sabía que el Yute era un cultivo de aprovechamiento entre cosechas de arroz, ya que debido a las fuertes lluvias de los monzones hay épocas del año en que el cultivo de arroz es inviable. Lo que no sabía yo hasta hablar con ellos ese día, es hasta qué punto el yute era prácticamente la única opción que tienen entre cosecha y nueva siembra de arroz.
Cuando les preguntaba sobre su relación con el yute, siempre me respondían con frases agridulces, ambivalentes. “El yute, es un cultivo duro, mucho trabajo y no da beneficios como el arroz u otros cultivos mejor pagados. Pero para nosotros es un tesoro, ya que si no pudiéramos plantar yute, la mitad del año no tendríamos ingresos. Cuando ha bajado la demanda de yute, han sido tiempos malos para nosotros. Gracias al yute vivimos mejor”.
Realmente es un trabajo muy duro, muchas horas hasta la cintura de agua, las manos arrugadas haciendo fuerza con los dedos, etc… pero al ver como hablan del yute con agradecimiento, no puedo evitar pensar en el problema que sería para estas personas que, por ejemplo, se dejaran de hacer alpargatas con yute, y se hicieran con otra fibra que saliera más barata o se produjera más cerca…
Familias enteras trabajan en la cosecha y extracción de las fibras del yute. Personas a las que se les iluminaba la expresión cuando les enseñaba en mi teléfono lo que hacíamos nosotros con su preciada “fibra dorada”, al ver como esos atajos de rústica fibra que ellos cosechan, acaban siendo nuestras bonitas alpargatas.
En nuestra tercera entrega del “camino del yute” (Pāṭa patha) veremos una gran factoría donde se hila el yute, y las consecuencias que tuvieron la introducción de los sacos de tejido sintético y el aumento de competencia para la producción de arpillera de yute (lo que conocemos como “tela de saco”).